Dueño de una pegada elegante y quirúrgica, Andrea Pirlo fue durante años sinónimo de precisión en los tiros libres. Desde el Milan hasta la Juventus, pasando por la selección italiana, el campeón del mundo en 2006 firmó algunos de los goles más bellos a balón parado. Pero a pesar de su propio talento, el italiano reconoció que hubo alguien mejor que él. Y no, no se trata de Messi, Cristiano Ronaldo, Beckham ni Maradona.
En una entrevista reciente, Pirlo sorprendió al elegir a Juninho Pernambucano como el mayor especialista en tiros libres que haya visto. “Su forma de patear era única, lograba efectos que nadie más conseguía”, dijo con total admiración. El brasileño, que anotó 77 goles de tiro libre, supera en cifras incluso a Leo y CR7, quienes acumulan 68 y 64 respectivamente.
Una devoción que viene de lejos
La admiración de Pirlo por Juninho no es nueva. En su autobiografía «Pienso, luego juego», el italiano ya lo había puesto en lo más alto. “Coleccioné sus DVDs, sus fotos, vi cientos de partidos. Intenté imitarlo en todo”, confesó. Incluso se permitió bromear sobre su fanatismo: “Soy italiano, pero también tengo una parte brasileña: Pirlinho. Cuando pateo, pienso en portugués”.
Más allá de la anécdota, Pirlo siempre consideró que la técnica de Juninho no tenía comparación. Sus disparos, con trayectorias imposibles y movimientos casi sobrenaturales, marcaron una época en Europa, especialmente durante su paso por el Olympique de Lyon, donde se convirtió en una leyenda viva.
El legado continúa en otro nombre
El propio Juninho, alguna vez consultado sobre quién podría seguir sus pasos, señaló a Miralem Pjanic como su sucesor natural. Compartieron equipo en Lyon y, según el brasileño, el bosnio absorbió muchos de sus consejos. “Pjanic tiene una calidad impresionante. Es el mejor del mundo en la actualidad en ese rubro, no tengo dudas”, aseguró en su momento.
Juninho siempre insistió en que la clave para dominar los tiros libres es la repetición: “Puede ser agotador, pero repetir es fundamental. No hay otra forma de volverse verdaderamente bueno”, le decía a Pjanic en los entrenamientos. El resultado: 26 goles de tiro libre a lo largo de la carrera del bosnio, muchos de ellos con una técnica similar a la del maestro brasileño.
Más que un gol, una forma de arte
Años después del retiro de ambos, el nombre de Juninho sigue siendo sinónimo de perfección en la pelota parada. Su huella permanece no solo en las estadísticas, sino en el imaginario de quienes lo vieron jugar y, sobre todo, de quienes intentaron emularlo. Y si alguien como Pirlo —autor de obras maestras en la misma materia— dice que había uno solo que lo superaba, es porque verdaderamente lo fue.
Para muchos, el gol de tiro libre es un detalle. Para otros, como Juninho y Pirlo, es una forma de arte. Y cuando uno de los mejores ejecutores de todos los tiempos señala a otro como el verdadero maestro, no queda otra que rendirse ante la evidencia.