Mientras Evo Morales solicitaba a la Asamblea Legislativa de Bolivia la promulgación de una ley que lo habilite como candidato, en varias de las provincias se suceden violentos enfrentamientos entre sectores de la población que reclaman ante la proscripción de su líder y las fuerzas de seguridad.
“Si realmente hablan de democracia, tal vez sería importante que la Asamblea Legislativa apruebe una ley que garantice el derecho de todos los actores políticos a participar y elimine la persecución a los partidos políticos”, exhortó el expresidente, a la vez que cuestionó la realización de la IV Cumbre Multipartidaria e Interinstitucional por la Democracia: participó en las anteriores ediciones pero no fue invitado en esta ocasión. La había pensado como una tribuna para hacer oír su voz.

Se llega a una semana que podría marcar una pausa en los violentos enfrentamientos, que tuvieron su epicentro en el municipio de Llallagua, en el departamento de Potosí, como así en la región central, en las zonas de los suburbios de la ciudad de Cochabamba. Incluso, versiones oficiales llegaron a mencionar la muerte de cuatro policías y un civil en los choques, así como al menos 33 personas heridas.
Claro que, a su vez, el ministro de Justicia, Cesar Siles, replicó luego de los incidentes que es el “momento oportuno” para que la Policía proceda a detener al expresidente. Lo que, sin duda, pondría más al rojo el clima político en el país.
De todos modos, ante esa posibilidad, el expresidente descartó toda posibilidad de abandonar el país y enfatizó que continuará la lucha ante un nuevo brote de «racismo». «