denunciamos el genocidio y apoyamos la causa del pueblo palestino”

denunciamos el genocidio y apoyamos la causa del pueblo palestino”


La pregunta pactada, recurrente, casi obvia: ¿cómo estás, Cele? Un video desde la cubierta del Adara vale de respuesta elocuente, contundente. No hay más sonido que el viento. El barco sacude las aguas del Mediterráneo. El sol lo abraza todo. La mediatarde del sábado se convierte en una pintura.

Sicilia quedó atrás hace poco más de 24 horas y ahora todo es horizonte, cielo furiosamente celeste, el verde oscuro del mar y algunas embarcaciones, pequeños triangulitos dibujados a lo lejos, aunque estén a un centenar de metros. El Taigete, el Selvaggia, el Catalina, el Mango, el Mía mía, los más adelantados de la Global Sumud Flotilla. El Estrella y Manuel, capitaneado por el argentino Cascote Bértola, en la mitad del casi medio centenar de naves. Mucho más allá, a la izquierda, caídas del horizonte, las primeras islas griegas. Mucho más allá, a la derecha, Tripoli, en la costa de Libia.

Avanzan entre Europa y África. Rumbo a Gaza.

María Celeste Fierro es diputada del MST por el Frente de Izquierda y representante de la Liga Internacional Socialista. También está en otro  barco de la comitiva, el diputado Juan Carlos Giordano, del partido Izquierda Socialista, integrante del FITU.

Cele está en el Adara. Su voz sale pausada, pero tan vivaz como siempre, como en toda su nutrida militancia. La línea trasmite, en cada frase, una mezcla de convicción y alegría, osadía y conmoción. “Es un viaje importantísimo. Más de 28 mil personas se inscribieron para participar. Me inscribí y no es solamente una decisión individual. Desde el partido y desde la organización internacional, vamos haciendo acciones para llevar para adelante la causa palestina y sobre todo denunciar el genocidio que lleva adelante el sionismo en Gaza. En el marco de lo político, lo creemos importantísimo para que llegue a la Argentina lo que está sucediendo. Y además tenemos un gobierno socio e íntimo amigo del genocida (Benjamín) Netanyahu. Es la importancia política de estar acá».

–Entiendo que también hay razones personales.

–Me movió muchísimo pensar que están asesinando a miles y miles de niños. Tengo una hijita, Emilia, de nueve años, casi la misma edad de Manu (NdR; el nieto de este periodista). Bueno, también lo que hago lo motiva eso. En plano local y también internacional, qué mundo les espera. Lo que esté a nuestro alcance para que en ese mundo no triunfen los genocidas, que no triunfe el sionismo.

–Es una experiencia muy distinta, atrapante, más aún para una militante política.

–Muy distinta y significante. Por lo que estamos viviendo y también por aquello a lo que nos vamos a enfrentar. En este barco somos 22 personas que venimos de historias re distintas. En el plano más político hay una diputada de la CUP y hay un concejal de Barcelona. Después son algunos activistas del mundo socioambiental, otros de género, jóvenes, muchos jóvenes… un porcentaje grande de menores de 30 años. Es algo re bueno e importante. Hay compañeras de México, de Ecuador, de Dinamarca, de Inglaterra. Estamos acá por el mismo interés pero se mezclan los idiomas, las historias previas, el activismo anterior. La historia es enorme en ese sentido: encontrarse con gente que, a pesar de venir de caminos completamente distintos, nos embarcamos con un único objetivo: lograr llegar a Gaza, abrir el corredor. Que desde nuestros países se pueda ir siguiendo por dónde estamos y que hable de lo que sucede: es importante saber que hay un montón de gente en el mundo preocupada y que hubo movilizaciones gigantes…

–¿En el barco tienen noticias actuales de Gaza de cómo Israel sigue arrasando Gaza, sin miramiento alguno?

–Las noticias llegan y sabemos que los sionistas están intentando destruir absolutamente todo. Eso también nos plantea la ansiedad de continuar navegando y poder llegar.

denunciamos el genocidio y apoyamos la causa del pueblo palestino”

–Mencionaste lo que se viene. Si nos atenemos a las amenazas israelíes no va a ser sencillo.

–Mirá, nosotros tuvimos muchos inconvenientes para salir de Barcelona, lo hicimos cinco días después, por problemas en la embarcación. En el Adara, la tripulación sabe de navegación y el resto somos participantes. De hecho, todos hacemos todo lo que podemos y haber ido enfrentando esas dificultades hizo que el grupo se vaya consolidando. Eso ayuda mucho a lo que va a venir, poder trabajarlo con quienes estamos navegando de manera conjunta. Somos conscientes de lo que va a suceder. 

–Supongo que tu posición política, tu experiencia debe ayudar a templar el ánimo, a fortalecerlo. ¿Pero cómo funciona el miedo?

–Es importantísimo saber, al menos en mi caso, que tengo la espalda cubierta por un montón de compañeras y compañeros, no sólo de mi organización. Están al tanto de todo: si nos interceptan y nos detienen como han hecho en otras misiones de la flotilla, que se actúe de forma muy rápida.

–Israel sigue advirtiendo que los tratará como terroristas. De hecho, Israel niega responsabilidad, pero ya hubo ataques con drones a los barcos. ¿Cómo lo toman ustedes?

–Nos amenazan directamente a quienes somos parte de esta de esta misión. Lo hacen para que el miedo sea aún mayor, no sólo para nosotros, sino para la familia, para los compañeros. Es una presión real, están intentando afectar en lo psicológico, en lo anímico. Lo charlamos mucho y conocemos por experiencia de otros compañeros. Su forma es amenazar, decir a qué cárceles nos van a llevar, que nos van a dar trato de terroristas. Nuestro objetivo debe ser mostrar que el que actúa de ese modo es ese estado que está asesinando a montón de niños por día en la Franja de Gaza, que bombardea hospitales y que además amenaza a una flotilla que lleva ayuda humanitaria. Siembran el miedo por sentirse acorralados.

–¿En la flotilla se siente la solidaridad internacional, aunque Israel no ceda con su barbarie, con su exterminio?

–En las últimas semanas se ha mostrado mucho más la solidaridad, aunque sea en términos discursivos o de acciones que no llevan a nada concreto para frenar el genocidio, pero sí como denuncia de distintos gobiernos.

–Una de las respuestas del gobierno israelí es la posibilidad de que mercenarios “civiles” vigilen el mar.

–Circula eso. El miedo existe, por supuesto. Somos conscientes de a lo que nos enfrentamos. Pero, también entendemos que lo que está pasando en la Franja de Gaza y en Palestina es muchísimo peor de las amenazas a nosotros. Y debemos poder visibilizar eso. Acá seguimos navegando.

–En la militancia se recorren situaciones de riesgo. Como enfrentar a la policía de Bullrich, con todo lo que implica. Conocés el paño, pero esto es diferente.

-Este caso ni siquiera se compara con la peor policía que hemos enfrentado. El ejército de Israel, el ejército sionista es de lo peor y de lo más cruel que existe. Eso pesa, claro, en el sentido de los temores y a qué nos vamos a encontrar. Pero, insisto, mucho de lo que pensamos no se compara con lo que hoy  le están haciendo a una familia en la franja de Gaza.

-¿Te imaginás la llegada a Gaza?

-Nos han llegado estos días imágenes de familias en la costa esperando a la flotilla. Sería algo muy, muy, muy hermoso poder ingresar la ayuda humanitaria. Ese es nuestro escenario y nuestra posibilidad más esperada. También sabemos que puede ser la menos probable, lamentablemente. Es importante que sepan que no están solos, que no somos solamente los más de 600 que estamos navegando en estas embarcaciones, sino que somos millones alrededor del mundo, denunciando este genocidio y apoyando la causa del pueblo palestino.

Emilia, Pablo y el mar

-¿Cómo es tu día a día?

-Hacemos de todo, porque tenemos horarios para la cocina, horarios de limpieza, o de guardia en el barco, acompañando a la tripulación. Hay días que me levanto a las 5:50, igual como si estuviera en Buenos Aires para llevar a mi hija a la escuela. Cuando me toca hacer los desayunos: trabajamos en equipo.  Así que tengo una comunicación diaria con Emilia antes de entrar a la escuela. Y también el parte a quienes van siguiendo la flotilla. Hacemos charlas abiertas en forma virtual, al menos una al día…

–¿Tenías experiencia en navegación?

-Nada de nada. Imagínate que soy cordobesa, provincia mediterránea… Lo más cercano fue alguna vez cruzar alguna isla del tigre, en un catamarán. Algunos viajes habré hecho, una hora en algún barquito pero no de estas características.

-En Tiempo, las semanas anteriores hablamos con Cascote Bertola que capitanea el Estrella y Manuel, y con Jorge González y Pablo Solarz, que hasta Túnez navegaron el Isobella.

-Claro, sí, ellos son navegantes con experiencia. Yo, nada… A todos los he conocido acá. Fue realmente, muy lindo. Hasta recién estuve hablando con Pablo.

-¿Cómo te manejás con los temporales y la navegación?

-Las cuestiones climáticas son un tema. Navegar en Mediterráneo en veleros es una travesía compleja. Dependés mucho del clima y de la condición de los barcos. Son veleros barcos adquiridos y puestos a punto, casi sin tiempo. Haber sorteando todas esas dificultades nos pone en otro lugar. Pero, estuvo la oportunidad de bajarse de esta misión humanitaria, en Tunez. Y, sin embargo, en este barco continuamos todos.

En vivo

Los barcos de la flota que partieron de Túnez, recalaron en los puertos de Augusta, Siracusa y Pachino, los tres de Sicilia. Según el traker de la Global Sumud Flotilla que permite seguir la navegación de todas las embarcaciones en tiempo real, el viernes por la mañana, al menos 24 horas después de la partida prevista, 30 pudieron entrar a aguas del Mediterráneo y mantenerse navegando en cercanía. Hay otras once que en grupos están un poco retrasadas y dos más aún permanecen en puerto de Pachino. Hay otras seis que ya salieron de Ermoupolis, una pequeña isla paradisíaca del sur griego. Por lo que en condiciones de integrar la flotilla, hoy por hoy hay 47 en pleno funcionamiento. Claro que lo dicen todos: navegar a vela en el Mediterráneo es realmente complejo.



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