En Auschwitz y en otros campos de concentración nazis, se trasmitían discursos de Adolf Hitler por los altavoces. Otra forma de tortura.
En diferentes puntos de la Franja de Gaza, soldados israelíes instalaron potentes parlantes para transmitir en directo el discurso de Benjamín Netanyahu en la ONU.
Toda coincidencia no es pura casualidad.
La comunicación de la decisión israelí lleva la hipócrita aclaración de que el objetivo fue que lo escuchen los rehenes en Gaza, además, claro de los palestinos. Esos parlantes pasan. Los gazatíes acribillados cada vez que van a buscar la ayuda humanitaria, no.
En camino
Mientras en la costa gazatí del Mediterráneo se espera con desesperación cualquier tipo de ayuda que ponga paños fríos a la masacre y el genocidio, en otro enclave también bañado por las turbulentas aguas del mar, alrededor de una minúscula isla cercana a Creta, retomaba la navegación la Flotilla Global Sumud. Atardecía ayer en el horizonte. Arrancaban los primeros barcos con destino a Medio Oriente. Su objetivo, ahora sí, es desandar el tramo hasta llegar a aguas jurisdiccionales palestinas. El tramo más conflictivo.
En la flotilla permanecen a bordo numerosos parlamentarios, artistas y activistas, entre ellos la sueca Greta Thunberg. También los argentinos, Carlos Cascote Bértola, capital del Estrella y Manuel, y la legisladora del FIT, Cele Fierro, a bordo del Adara.
Esa flotilla que el miércoles pasado, a medianoche, sufrió un nuevo ataque con drones, aun más certero que el perpetrado hace dos semanas en el puerto tunecino de Sidi Bou Said. En esta ocasión resultó averiado uno de los barcos insignias de la flota, el Family Boat. La mayor parte de la veintena de tripulantes fue derivada a otros navíos. Fue uno de los motivos de la demora en Creta: cumplir el estricto protocolo.
En Europa se propucen reacciones de distinto tenor. En tanto varios gobiernos suman su reconocimiento a la nación palestina pese a las furiosas presiones de Israel, también se generan llamativas decisiones. Por caso, la de la presidenta de extrema derecha Giorgia Meloni, que permitió que un buque de su armada se lance al Mediterráneo para escoltar a la Flotilla. «No me extraña, aún viniendo de Meloni. Insisto que se trata de la respuesta a la presión del pueblo, y también, por las grandes movilizaciones en toda Europa”, enuncia Cele Fierro, desde su barco, en una comunicación teñida con el fondo de los entusiastas mensajes de radio de su capitán.
Ante la gravedad de la situación, también España envió el buque Furor, cuya partida desde Cartagena fue comunicada por el propio Pedro Sánchez: «Es exclusivamente de protección y esperemos que no, pero también de rescate en caso de que las fuerzas israelíes ataquen la Flotilla». De inmediato, el ministro de Defensa italiano, Guido Crosetto, anunciaba el aporte de una segunda embarcación.
Incluso, aun no formando parte de la GSF, en las últimas horas, se asoció a la movida una decena de embarcaciones con 70 personas de más de 20 nacionalidades, de la denominada Flotilla de la Libertad (FFC) y del colectivo Thousand Madleens to Gaza (TMTG), cuyo nombre se refiere a las madres jóvenes victimas en la Franja. La nueva comitiva zarpará este domingo desde el puerto de San Giovanni Li Cuti, en Catania, en el sur de Italia.
Zona gris
Los próximos días serán cruciales. Se supone que en cuatro o cinco jornadas la SFG estaría llegando al territorio palestino. «Ahí veremos», explica Cascote Bérlola, también en plena navegación.
Resume sus expectativas y estados de ánimo. «La decisión de los gobiernos italiano y español de escoltarnos deberían hacer cambiar el escenario de lo que tenía pensado hacer Israel. Imagino que no va a provocar ninguna escaramuza bélica con ellos. Se generaría un gran problema político de implicancias muy grave. Ellos son la OTAN ¿no?».
–¿Se supone que los van a escoltar hasta Gaza?
–Hay un gris que tiene que ver con el por qué se creó esta flotilla. Israel no reconoce a Gaza. Entonces afirma que cuando vos te arrimás a las 12 millas de la costa, estás entrando a Israel. Ellos se arrogan la decisión de dar o no permiso. Nosotros sí reconocemos a Gaza como un país. Y decimos que las 12 millas son de Gaza y que no necesitaríamos permiso de nadie para llevar ayuda humanitaria. Pero enfrente está Israel. Y te dice: estás entrando a casa, papá. Acá mando yo. «