La denuncia inicial radicada ante la justicia de Morón de lo que aparentaba ser un hecho aislado y que podría resolverse con mediación terminó convirtiéndose en una cadena de estafas con viajes por distintos países de Latinoamérica que nunca las víctimas pudieron realizar pese a haber abonado por ellos.
El cerebro de la estructura de estafas fue identificado como Daniel Carlos Siragusa, quien solía publicar en sus estados de WhatsApp promociones realmente llamativas por lo favorables que resultaban para el comprador ocasional. Esos paquetes turísticos que comercializaba simulando ser representante de una empresa confiable del rubro servían, en rigor, para concretar sus engaños.
No tejía sus ardides en soledad: contaba con la colaboración de Franco Luciano Álvarez, quien ponía las cuentas bancarias en las que personas interesadas debían hacer las transferencias para cancelar las travesías. El primero de los hechos denunciados contra ambos sujetos fue un viaje a Brasil en crucero en marzo pasado; el segundo, ya en julio, un traslado hacia Colombia.
Las víctimas, siete en total, abonaron cifras de entre $4.200.000 y $3.770.000 por cada uno de los viajes contratados. Sin embargo, la justicia estableció que se trató de un mecanismo de estafa: “desde el comienzo los imputados sabían que los servicios no serían prestados, y con ese accionar ocasionaron un perjuicio al patrimonio de las víctimas”, detallaron voceros de la pesquisa.
Estafas por 30 millones de pesos
Las personas defraudadas presentaron toda la documentación que los acredita como tal: además de los comprobantes de las transferencias las conversaciones con Siragusa en las que el vendedor prometía cumplir con lo pautado. En la investigación se acumula una cifra cercana a los 30 millones de pesos.
La fiscal Silvana Bonini, de la Fiscalía N° 1 de Morón, le imputó a Siragusa los delitos de estafas reiteradas en siete hechos y a Álvarez le adjudicó idéntica acusación, pero por cinco hechos. Y lo más interesante: ambos permanecen detenidos desde mayo pasado.
Y, a raíz de una propuesta de la defensa, acordaron devolver el dinero para compensar a las víctimas y con intereses. Justicia reparadora, que le llaman, sobre todo para que las personas estafas obtengan, de alguna manera, una compensación a la defraudación que sufrieron. Ahora, el destino de los acusados será juzgado en la justicia Correccional, en donde se establecerá el monto de la pena.