Dos ilustres representantes de la filosofía clásica alemana, Friedrich Hegel y Karl Marx, desarrollaron el tema filosófico de la relación entre fenómeno y esencia , como la diferencia entre lo aparente y lo verdadero.
Hoy una vez logrado el frágil cese al fuego entre Israel e Irán la cuestión planteada por los filósofos alemanes del siglo XIX cobra actualidad en las declaraciones de los jefes de estado de Estados Unidos , Israel e Irán, y la realidad objetiva.
El presidente Donald Trump habla de victoria espectacular de Estados Unidos el haber lanzado varias bombas de 2 mil millones de dólares de costo cada una sobre la instalación subterránea de enriquecimiento de uranio de Fordo en Irán. Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel, alardea de “victoria histórica” del pueblo hebreo al haber destruido con ayuda de su aliado Trump el desarrollo de un arma nuclear por parte de Irán. El ayatola Jamenei, jefe del estado teocrático iraní, declara que la “agresión de Israel y Estados Unidos no consiguió ninguno de sus objetivos y fue un rotundo fracaso”.

Esas declaraciones son aspectos del fenómeno , pero no la esencia del conflicto hoy en frágil pausa.
La esencia es otra. Informes de inteligencia de Estados Unidos difundidos por CNN indican que el programa nuclear de Irán es pacífico y no militar, que cuando los bombardeos estadounidenses a Fordo se hicieron los iraníes habían evacuado su personal y el uranio enriquecido.
Paralelamente, la problemática del medio oriente queda intacta. Porque no se avanza en la instauración del estado palestino que coexista pacíficamente con el estado hebreo de acuerdo a las resoluciones aprobadas en las Naciones Unidas.
La esencia del desarrollo y desenlace de los 12 días de guerra es que Israel no es ya el mandamás del medio oriente en un nuevo orden internacional en el que, como declaró recientemente Vladimir Putin, “ China y Rusia solo dan forma a un sistema multipolar que nace naturalmente, como el sol aparece cada mañana”.
Hay otros mitos propagandísticos que los acontecimientos internacionales destruyen. Por ejemplo el mito rusófobo de que antes de la guerra ucraniana Europa era un jardín en paz desde 1945 que deja en olvido amnésico varios sucesos bélicos en el Viejo Continente.
La guerra de Chipre, entre Grecia y Turquía, en 1974, que terminó con la partición de la hermosa y diminuta isla chipriota. La guerra civil de Irlanda del Norte que duró treinta años hasta 1998 y costó miles de vidas. La guerra de destrucción del estado yugoslavo entre 1998 y 1999, ejecutada por la OTAN que destruyó en estado- nación soberano. Esas tres guerras, sólo para citar las ocurridas un el siglo XX en Europa.
Al llegar un frágil cese al fuego entre Israel e Irán, el genocidio de Netanyahu en Gaza continúa y los asesinados ya son 55 mil. Gaza es el más grande cementerio abierto de niños asesinados en los últimos 80 años. Pero la poesía y los poetas gazatíes viven y siguen escribiendo versos para que la humanidad no siga indiferente a su tragedia.
Como Mosab Abu Toha que escribe “ un libro que no menciona mi idioma y a mi país y tiene mapas de todos los lugares excepto de mi lugar de nacimiento, como si yo fuera un hijo ilegítimo de la Madre Tierra. Las fronteras son esas líneas inventadas dibujadas con cenizas en los mapas o cosidas en el suelo por las balas».