Una numerosa flota civil de ayuda humanitaria, probablemente la más importante que haya zarpado hacia Gaza con el objetivo de abrir un cordón humanitario que ayude a paliar la crisis sanitaria y de hambruna que se sufre por la ofensiva israelí, tenía previsto partir este mediodía desde Barcelona, con un grupo de cerca de 50 navíos. A ellos se suma el capitaneado por el argentino Jorge González, quien tripulará el Isobella, un velero de 13 metros, durante aproximadamente diez días en los que calculan surcar las cerca de 1700 millas a lo largo del bravo Mar Mediterráneo. El consorcio que conforma la Flotilla Global Sumud (GSF, en inglés) asegura que ha logrado reunir “la más grande misión marítima organizada para romper el sitio ilegal de Israel en Gaza”, coordinada por “dirigentes de base, navegantes, médicos, artistas y activistas solidarios de más de 40 países”, según se describe en el sitio globalsumudflotilla.org. Se trata, afirman, de una misión humanitaria no violenta que responde al “genocidio en curso y el asedio contra el pueblo palestino”. La iniciativa cuenta con la participación de la activista ambiental sueca Greta Thunberg, quien reincide tras haber sido detenida y deportada por Israel en una misión similar de junio pasado, y también con la actriz estadounidense Susan Sarandon, entre otros.
Convocado por una larga historia personal de apoyo a la causa palestina, desde que vivía en la Argentina, y con amplia experiencia al mando de embarcaciones de vela como navegante e instructor, González vio coincidir su interés humanitario con la circunstancia de estar viviendo en la ciudad desde donde partirían gran parte del convoy. “Estoy acá en Barcelona, se trata de llevar barcos que es lo mío. No puedo permanecer indiferente, esto me pasó demasiado cerca”, contó en comunicación telefónica con Tiempo el argentino de 52 años que llevará el timón de uno de los barcos que, con tiempo favorable, por estas horas ya están surcando las aguas que bañan las costas de parte de Europa, África y Asia. Decenas de embarcaciones como el Isobella escoltarán las dos grandes naves que llevan la mayor parte de insumos médicos, alimentos y provisiones para los gazatíes.
“En Barcelona hay como 16 barcos pero se suman otros desde varios lugares, se hizo una movida que viene creciendo día a día, salieron ya barcos desde Génova, salieron barcos suizos, están yendo a Túnez y esperándonos, cuando lleguemos allá se suman y vamos todos juntos. La idea es que van a llegar como 50 o 60 barcos en total”, contó González horas antes de la partida.

–¿Qué expectativas tiene la misión, teniendo en cuenta las experiencias negativas anteriores?
–El objetivo es aportar a la apertura de un corredor humanitario en Gaza. Hay 600 toneladas de alimento en la frontera con Egipto, que el Ejército israelí no deja ingresar, y hay decenas de barcos que han intentado llevar cosas, camiones parados en la frontera, etc. Hay un montón de gente que quiere ayudar a los palestinos pero Israel lo impide. Esta misión tiene como propósito aportar, sumado a las declaraciones de algunos gobiernos del último mes y de la ONU de los últimos días de que el nivel de hambre en Gaza está en la escala Auschwitz + 5, al objetivo de sumar un esfuerzo, bastante mediático, por cierto, a abrir el corredor humanitario. Que si se logra no es la solución ni el fin del genocidio, pero al menos se va a terminar el tema del hambre, la desnutrición y las enfermedades curables, porque no queda un hospital entero en Gaza. La intención es llegar a Gaza y romper el bloqueo. La previsión realista es que no nos van a abrir el bloqueo naval de un día para el otro. Es cuestión de escuchar a (Benjamín) Netanyahu, lo que dijo la última vez es que ahora está preparando una ofensiva mucho más fuerte para ocupar Gaza y les está diciendo a los gazatíes que se vayan.
–¿Tienen previsto enfrentar algún riesgo a nivel militar?
–La verdad es que mi evaluación es que tal vez solo nos rechacen y nos hagan irnos, en vez de capturarnos. Porque es una forma para ellos de lograr el mismo objetivo con menos costo político. No les importa mucho el costo político, pero la situación hoy no es la misma que hace tres meses, cuando varios presidentes del mundo dicen que van a reconocer al Estado Palestino. Son varias señales de que le están soltando la mano a Netanyahu, pero el tipo va por más. A todo responde con ofensivas. Igual todo el mundo está hecho a la idea de que llegamos, nos abordan, nos meten en cana, nos maltratan y nos deportan. Pero no sabemos lo que puede pasar, y sí hay riesgo y todos saben que es una acción un poco peligrosa.
–¿Manejan la hipótesis de que resulte efectiva la misión?
–Lo del corredor sería un resultado político posterior. No es que vamos a llegar y poner pie en suelo gazatí y vamos a distribuir las cosas. Pero sí aportar a esa medida y que a fin de cuentas, por instrucción de la ONU o por el mismo gobierno de Israel, se distribuya.
–¿Qué duración tendrá el viaje?
–Por la distancia, calculá que es como un viaje desde Buenos Aires hasta Salvador Bahía, en Brasil, si fuera un viaje de placer tendría una duración de 15 o 20 días, pero vamos a tratar de hacerlo en diez días.
–¿Es peligroso el Mar Mediterráneo para navegarlo?
–Cuando sopla se pone bravo, hay temporales medio periódicos. El pronóstico para el domingo está feo, pero después para el lunes, martes y miércoles se anuncia buen clima.
Las claves
RELATO GLOBAL
La Flotilla Global Sumud la integran la Marcha Global a Gaza, el Convoy Sumud, y la Coalición de la Flotilla de la Libertad. Se propone como una acción de resistencia y solidaridad internacional a Palestina, con el objeto de “cambiar el relato global y confrontar la complicidad internacional”.
DOS BUQUES
La Flotilla Global Sumud está encabezada por dos grandes buques, en los que va la mayor cantidad de insumos y activistas como Greta Thunberg. Los escoltan decenas de barcos medianos provenientes de más de 40 países.