otro bastión americano de Vox

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Poco les importa ya el quién es quién a las organizaciones de la ultraderecha. No se hacen problemas cuando deben revisar el prontuario de los invitados a dar número en sus eventos. Todo vale a la hora de retribuir favores ideológicos o decisiones gubernamentales a través de campañas publicitarias o premios labrados en coquetos pergaminos. En síntesis, nada les incomoda si trascartón llegan cheques o transferencias bancarias. Por lo que se ve, pueden ser tanto de organismos oficiales como de narcotraficantes que necesitan lavar los formidables ingresos que obtienen pudriéndoles la vida a millones en el mundo. Las organizaciones pueden ser políticas o religiosas, o mixtas, todas son igualmente útiles si en su credo lo primero pasa por desacreditar cualquier expresión que huela a progresismo.

En definitiva, se habla de esas entidades que engalanan su estrado o su staff con personajes de cierto renombre que están a la orden para un fregado o un barrido, como se dice en el barrio. En las últimas semanas estuvieron en el tapete ya sea porque sus miembros fueron pillados cuando, fusil en mano y cuerpo a tierra, recibían instrucción militar (en México). O cuando aparecieron con propuestas pseudo académicas que ocultan, en realidad, una sutil forma de penetración cultural (en Uruguay). O cuando realizaban multicolores procesiones religiosas que recordaron a los más nefastos años de la dictadura (en España). Todo depende del nivel ideológico al que haya arribado cada pueblo.

El último domingo de septiembre, en medio de una redada en busca de traficantes de drogas y seres humanos (migrantes), la policía mexicana de Michoacán, en la costa del Pacífico, dio con 38 personas, alumnos e instructores, que participaban de un curso de formación militar. Tenían armas cortas y largas, fusiles de asalto, cargadores, municiones y equipos tácticos, pese a lo cual pretendieron hacerse pasar como miembros de la “jahzer”, la guardia secreta encargada del cuidado de los templos de la Iglesia Cristiana Evangélica del Dios Vivo –abreviadamente La Luz del Mundo– y de la persona del “Apóstol de Jesucristo en la Tierra”. Hablaban del líder Naasón Joaquín García, detenido en Nueva York desde 2022 por 19 delitos de abuso sexual infantil y prostitución de menores.

Mientras los jahzer, los elegidos que se preparan para “hacer frente al fin del mundo”, se las veían ante la posibilidad de enfrentar un pedido de extradición de Estados Unidos, la Iglesia del Dios Vivo celebraba en Barcelona su convención anual en la que los líderes espirituales lanzan las “nuevas directivas para la misión evangelizadora”. ¿Por qué Barcelona fue elegida para el mayor encuentro anual de la secta? Algunos datos lo explican. En España, y en general en toda Europa, esa Iglesia tiene escasas raíces, pero sus seguidores son casi en su totalidad emigrados americanos, mayoritariamente mexicanos, y que México es un bastión extra continental de Vox, el partido nazi manejado por Santiago Abascal, un asiduo visitante de América, huésped de honor de los fieles de Naasón Joaquín García.

Pese al oscurantismo con el que se manejan, y también a que su líder está detenido por la comisión de los delitos más aberrantes, uno de los ministros de la Iglesia atinó a explicar que durante el encuentro “se realizaron cultos sobre niñez, familia y educación (…) preparamos a nuestros predicadores para que sepan explicar la doctrina de la vida, porque se trata de ser y hacer mejores personas”. Ante la pasividad oficial por el surgimiento del grupo, Luis Santamaría, un investigador español de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas, informó que La Luz del Mundo se extendió por la península y advirtió que “resulta fundamental vigilar de cerca sus movimientos,  porque supone un sistema de sometimiento a líderes sin escrúpulos”.

En los mismos días en los que la Luz del Mundo adoctrinaba a unas mil personas en un antiguo recinto industrial del sur de Barcelona, en Huelva se celebraba la Magna Mariana, con un atractivo desfile de 36 carromatos, cada uno presidido por la figura de los ídolos de las parroquias participantes. En tiempos en los que “no hay plata” para servicios públicos básicos, según dicen los liberales, las fuerzas del cielo y la comuna de la ciudad andaluza dispusieron de U$S 260 mil para subvencionar el acto religioso, una procesión de santos y vírgenes que tuvo su precedente más inmediato en 1954, en los esplendorosos años de la dictadura del generalísimo Francisco Franco. El observatorio Laicismo.org denunció que en el curso de 2024 las alcaldías gobernadas por los nazifascistas Vox y PP dispusieron de U$S 19 millones para “financiar estas peligrosas expresiones del nacionalcatolicismo”.

En la avanzada sin límites de la ultraderecha también cayó el Uruguay gobernado por el progresismo del Frente Amplio. Mientras el presidente Yamandú Orsi participaba de la Asamblea General de la ONU, la Florida International University (FIU) lo invitó para que dictara una clase magistral, al cabo de la cual la FIU comunicó que se instalará en Uruguay, con su Centro Adam Smith para la Libertad Económica. El think tank –así se define– fue creado en 2020 por el gobierno ultraderechista de ese estado norteamericano y toma su nombre del controvertido economista nacionalista escocés.

El Centro explicó que llega a Uruguay con el objetivo de “ampliar la penetración de la FIU en América Latina mediante un espacio dedicado  al diálogo, el debate académico y la formación en temas relacionados con la libertad económica y los valores conservadores”. La noticia llegó junto con la denuncia de medios estadounidenses que acusan por “graves actos de censura académica” a las autoridades republicanas de Florida. “La FIU enfrenta una tormenta tras la decisión estatal de eliminar cursos de su currícula por ser considerados demasiado woke o de ideologías progresistas”, señalaron. Asignaturas centradas en raza, identidad y justicia social quedaron fuera del plan. Entre ellas fueron eliminadas del núcleo básico las cátedras de “Antropología de raza y etnicidad”, “Introducción a estudios LGBTQ+” y “Sociología de género”. 

Andrés Rivas, un personaje que se presenta como consultor argentino multi premiado en Occidente, será el rector del Centro. El Adam Smith muestra con orgullo un conjunto de “académicos”, fieles representantes de la más pura ultraderecha, entre ellos al ex diputado venezolano Juan Guaidó, quien durante tres años, y con respaldo de Estados Unidos, usurpó una representación como presidente de Venezuela, y al ex secretario general de la OEA, Luis Almagro. En la década pasada, ambos impulsaron una invasión militar norteamericana que pusiera fin a la Revolución Bolivariana. La lista la integran, además, los ex presidentes de Colombia Álvaro Uribe e Iván Duque y el mexicano Felipe Calderón, los tres situados entre los más repudiables violadores de los Derechos Humanos. La lista de “académicos notables” la cierran Mauricio Macri y el ahora encarcelado Jair Bolsonaro.

La peste del otro lado del charco

En medio de la peste ultraderechista que infecta al mundo occidental, adueñándose de términos y conceptos caros a la dignidad humana (libertario, libertad) y apuntando contra el Estado, la justicia social y la cultura como el tríptico de los supremos demonios, los restos del paleolítico que perduran a través de las edades desembarcaron en el hasta ahora casi inmaculado Uruguay. Tienen una iglesia evangélica que instruye militarmente a sus fariseos, un diario, múltiples programas de radio y hasta un flamante partido político. Todo a la usanza del norte, donde en México, EE UU y España la Iglesia Cristiana Evangélica Luz del Mundo promete liberar a balazos a sus clientes de “las hordas del mal”, aunque su gran pastor y guía esté preso por abuso sexual infantil y tráfico de personas.

Hubo un tiempo, el que ambientó la llegada de las dictaduras de la Doctrina de Seguridad Nacional y el Plan Cóndor, en el que los dólares de la CIA, la USAID y otras fluían desde las arcas del Tesoro, las mismas que hoy acuden para sostener a Javier Milei. Pero cuidaban las formas. Ahora ya no. Desde al menos 2021 los pentecostales de la Misión Vida para las Naciones –secta liderada por el pastor Jorge Márquez y palanqueada por figuras del Partido Blanco del ex presidente Luis Lacalle Pou y los periodistas de La Derecha Diario, el español Jorge Negre, el argentino Agustín Laje y el uruguayo Esteban Queimada– forman con armas y ropaje militar a sus “guerreros de élite, enviados por las fuerzas del cielo para destruir, aniquilar y pisotear al enemigo que viene vestido con el ropaje kirchnerista”.

El fanatismo religioso es útil, pero no basta. La ultraderecha ya no oculta su plumaje, tiene desde el 5 de agosto su propio partido, conformado a imagen y semejanza del que regentea Milei y creado sobre los restos de Cabildo Abierto (CA), un partido militar de vida efímera dirigido por el exjefe del ejército, Guido Manini Ríos. La versión oriental de La Libertad Avanza está dirigida por Nicolás Quintana, un frustrado candidato a diputado de CA, para quien Milei es “un faro que nos guía para no morir ante el avance del socialismo”. Y desde principios de año tiene un diario –El Observador–, nacido como hijo del Opus Dei y ligado al lavado de dinero, y quizás el narcotráfico, a través de su fundador y director Ricardo Peirano. Su propietario es Gerardo Werthein, el ministro de Relaciones Exteriores de Milei.



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