La cantante Ligia Piro, una de las voces más personales y versátiles de la escena musical argentina, llegará a Mar del Plata con un espectáculo que recorre paisajes sonoros profundos y entrañables: desde las raíces del folclore hasta los himnos inolvidables del rock nacional. El recital será el sábado 16 de agosto a las 21 en el Teatro Auditorium.
En una entrevista con LA CAPITAL, la artista repasó los motivos que la acercaron a los géneros más populares, como el rock y el folklore y opinó sobre el momento que viven los artistas en la Argentina de 2025. “Son tiempos complejos, de mucha incertidumbre, donde muchas veces la cultura queda en un lugar relegado, y sin embargo es tan necesaria”, observó.
-Habitualmente te escuchamos dentro del jazz. Ahora llegás a Mar del Plata con un repertorio que va del folklore al rock, ¿cómo se dio este cambio de género?
-El jazz ha sido parte fundamental de mi recorrido artístico, es cierto. Pero soy una artista y más allá de los géneros, me interesa contar historias, compartir con la gente, generar un puente con quien escucha. Cantar otros géneros nace justamente de ese deseo: volver a las canciones que me marcaron, que me formaron como persona, no solo como cantante. El espectáculo recorre desde el folklore hasta el rock nacional, y se detiene en canciones que forman parte de la memoria colectiva. Hay temas de Charly, de Fito, de Spinetta (de la que me reconozco una fan total) también de Daniel Toro, Castilla y Cuchi Leguizamón, y otros. La gente canta y es lo hermoso que sale de nosotros mismos. Un repertorio que te toca, que habla de lo que somos. Y que me emociona a mí profundamente.
-El rock y el folklore atraviesan a varias generaciones, es la banda de sonido de lo que nos constituye como argentinos y argentinas. ¿Considerás que la música popular se vincula con la identidad de un país?
-Absolutamente. La música popular es una de las formas más poderosas de expresar la identidad de un pueblo. Hay algo en esas canciones que no necesita explicación: nos toca, nos refleja, nos contiene y nos hermana. Son parte de nuestra historia. Escuchar una zamba o una canción de los ’80 puede hacernos volver a un momento de la infancia, a un amor, a una pérdida, a una esperanza. La música popular, como el rock nacional o el folklore, guarda la voz del pueblo. Y creo que en estos tiempos tan intensos, tan cambiantes, es fundamental volver a escucharnos. Mirar hacia adentro.
“La música popular es una de las formas más poderosas de expresar
la identidad de un pueblo”
-¿Qué arreglos decidiste hacer al repertorio? ¿Arreglos originales, atrevidos o las vamos a escuchar tal como las cantaron sus autores?
-Hay un equilibrio entre respeto y libertad. El trío con el que trabajo -que es maravilloso- me acompaña con arreglos que conllevan el espíritu original de las canciones, pero también les damos nuestra mirada. Algunas versiones son más íntimas, otras se expanden con más fuerza. Cómo intérprete, no me interesa “innovar”, sino cantar desde mí. A veces, con un mínimo cambio de armonía o con una pausa distinta, una canción de siempre puede abrir una emoción nueva. Es lo maravilloso de esto… que el público redescubra temas que ama, y que también se sienta parte del todo.
-Imagino que viniendo de un hogar tan musical, el folklore y el rock, además del tango, fueron parte de tu crianza, ¿puede ser? ¿De qué manera te vinculaste con estos dos géneros?
-En mi casa se respiraba música todo el tiempo. Mi madre siempre tuvo una mirada muy amplia sobre el arte, sobre el decir, sobre la canción como herramienta de pensamiento y de emoción. Y mi papá con su inmensa sensibilidad, también me enseñó a escuchar con respeto, con profundidad. En casa se escuchaba de todo: folklore, tango, rock, música clásica, jazz. A mí me marcó mucho el cruce entre lo popular y lo sofisticado, entre la raíz y lo contemporáneo. El folklore me conmueve enormemente, me conecta con lo ancestral. Con mis abuelas. Y el rock nacional, con ese cambio en la poética, con esa verdad que no se negocia, también fue parte de mi educación musical. Fue lo que llegó para romper formas. Y nos dio fuerza.
-Te digo Argentina 2025, ¿te genera alguna reflexión el presente, la actualidad nacional, el momento que viven los artistas, sean cineastas, actores, actrices, músicos?
-Son tiempos complejos, de mucha incertidumbre, donde muchas veces la cultura queda en un lugar relegado, y sin embargo es tan necesaria. En un país donde todo parece tambalear, el arte sigue siendo un lugar de refugio, de contención. De encuentro. Los artistas tenemos una responsabilidad, pero también una necesidad: la de seguir diciendo, seguir creando, seguir iluminando zonas oscuras. A veces basta una canción para que alguien no se sienta solo, para que recuerde quién es. Eso es enorme. Por eso este espectáculo también es una forma de abrazar al otro. Y decir: “Vení, que estamos acá. Seguimos cantando. Seguimos creyendo”.