Entre madrugadas en vela y la imposibilidad de apagar el ruido mental, nació “Noches sin Dormir”, el disco debut del artista marplatense MCAS. Una obra íntima y honesta que convierte la falta de descanso en el combustible para un material conceptual en el que conviven el pop, lo urbano y las nuevas corrientes contemporáneas, desde una perspectiva íntima.
“Estuve trabajando durante 3 años en estos temas. Todos fueron escritos de noche”, cuenta MCAS a LA CAPITAL. El disco es el resultado de un proceso de búsqueda y transformación. “El disco habla de la ansiedad, de los conflictos del día a día. Habla de no poder calmar los miedos y los malos pensamientos”, define.
“Noches sin Dormir” reúne siete canciones: Luces, Nunca más, Matao, Me pierdo, Noches sin dormir, Uno los dos y Vuelve pronto.
“Es un disco muy conceptual, los videoclips también tuvieron esa visión. Quedan dos más por salir: el de Vuelve pronto -que estrena hoy, martes 5 de agosto- y otro previsto para el 27 de agosto. Estamos supercontentos”, indica.
Desde lo sonoro, el disco se apoya en una producción colaborativa que supo capturar esa multiplicidad de emociones y géneros: Agustín Bonecco, Esteban Frontera, Larry y el propio MCAS se sumergieron en la creación de un universo que abrazó la vulnerabilidad como motor creativo. El mastering de Javier Fraccia le dio el toque final a una propuesta envolvente, donde cada detalle suma a la atmósfera que atraviesa la obra.
“Canción a canción, el disco va pasando por diferentes etapas donde está la oscuridad, la luz que te pega en la cara después de la noche de insomnio, cómo uno se siente lastimado y golpeado y esa luz parece fuego que te pega de costado… y avanza hasta mostrar cómo uno está trabajando, más anciano y lastimado, por toda esta cuestión del cansancio, de no poder descansar bien”, describe MCAS, revelando el trasfondo simbólico y visual que guía no solo la música sino también la narrativa audiovisual.
“Realmente ha sido una catarsis el disco, con canciones con un ritmo alegre, pero las letras, si las analizás, tienen un mensaje realmente desesperante o triste”, confiesa.
Esa dualidad entre forma y contenido se adentra en el caos mental de las noches eternas, en la sensibilidad de una generación hiperestimulada y pero también en la capacidad de convertir todo eso en arte.
MCAS le pone letra, música e imágenes no solo a su experiencia personal, sino a uno de los males de esta época de los que pocos quedamos afuera: la saturación visual, sonora y mental, la dificultad para poner el cerebro en pausa y descansar.